En un mundo ideal yo te quise conocer,
pero estamos aquí, qué le vamos a hacer
Duncan Dhu, "Mundo real"
Hace no tantos años, las mujeres no podían enseñar los tobillos. En España las mujeres no pudieron votar hasta 1931, pero no andábamos tan mal: en Inglaterra, donde surgieron los movimientos feministas, sólo consiguieron el derecho al voto tres años antes, en 1928. En Francia, según mis fuentes de información, las mujeres comenzaron a votar en 1944. Además, las mujeres, como todos sabemos, no decidían sobre sus propiedades, que eso era cosa del marido. Pero estos datos no son más que historia, fechas y números; imagináos la realidad de las mujeres detrás de la cortina de todas esas restricciones.
El drama no es sólo todas las cosas que no podían hacer (trabajar, estudiar, pensar, ser independientes, hacer lo que les diera la gana, comerse el mundo, salir en pos de su destino), ni el sufrimiento, frustración, ansiedad y enfermedades mentales que estas limitaciones a su personalidad y a su potencial pudieran causarles. El drama, me parece a mí, es que ésta fuera la situación socialmente aceptada, no sólo por los hombres, sino también por la mayoría de las mujeres, que ni siquiera serían conscientes de sus cadenas.
Las mujeres siempre ocupan el segundo plano, y parece que con lo que van consiguiendo es suficiente, ya pueden darse con un canto en los dientes, si piden más es porque son unas desagradecidas o, peor aún, unas resentidas. ¿No tienen suficiente? ¿No es el feminismo tan condenable como el machismo? ¿No tienen hombre y mujeres igualdad de derechos y de oportunidades?
Pues la respuesta es no, no, no, y mil veces no.
Las mujeres estaban contentas de poder tener acceso a los estudios superiores, aunque lo único que esto supuso en realidad fue el acceso a ciertas carreras consideradas secundarias. Ahora las mujeres deberíamos estar satisfechas de tener acceso al mercado laboral, aunque sigamos siendo una aplastante minoría en los puestos directivos y en los cargos de mayor responsabilidad. Además nos venden el acceso al mundo laboral como un gran éxito, y nosotras, no vayamos a perder lo que hemos conseguido o a mostrarnos desagradecidas, nos dejamos la vida en el empeño de mantener un puesto peor remunerado que el de los hombres, sin ejercer nuestro derecho a ser madres y a poder compaginar la vida laboral con la familiar. Seguimos postponiendo hasta el infinito la hora de la maternidad y el número de hiijos para que no nos echen a patadas de nuestro puesto de telefonistas, con los siglos que nos ha costado conseguirlo.¡Desde luego, las mujeres con hijos son superwomen, y les dan mil vueltas a los hombres, porque hasta que no se demuestre lo contrario, y por mucho que haya hombres que "ayuden" en casa, las cargas de la educación de los hijos siguen recayendo sobre las mujeres, que tienen que hacer virguerías para llegar a todo, para multiplicar su tiempo, para darse a todos, y para no volverse locas en el intento!
Pero en fin, todo esto es bien sabido por todos, y hoy quería hablar de algo menos obvio: de la desigualdad en las relaciones de amistad, o de no-pareja, entre hombres y mujeres. Si ahora nos escandalizamos de que las mujeres no pudieran votar, viajar solas o estudiar, dentro de no tanto veremos como de otro mundo el concepto actual de "amistad" entre hombres y mujeres.
Hay una cosa que no me gusta hacer en esta vida, y es flirtear en la acepción más común del término. Y no me gusta porque luego tienes que estar aguantando al tío baboso, y es patético. Me decías que lo más fácil del mundo es ligar con una chica: vas de tío legal, sensible, que respeta a las mujeres, y en paz. Pues te digo yo que es mucho más fácil engañar a un tío, y te diré por qué: porque la chica sabe que está siendo engañada, le ve el plumero al chico, pero el tío lo peor es que se cree las actitudes de la muchacha en cuestión. La chica tiene que mostrarse dulce y fuerte a la vez, madura pero al tiempo un poco caprichosa e infantil, independiente a la par que necesitada de protección. En fin, no creo que un hombre fuera capaz de conjugar tantas variables y en la medida justa para crear una reacción de interés en el otro sexo, género, o lo que sea. Ellos, los hombres, lo intentan, pero no es más que un burdo esfuerzo del que nosotras tenemos que pretender que no nos hemos enterado, y que además ha sido un éxito. Nadie dijo que ser hombre fuera fácil tampoco.
Por eso rehuyo este tipo de actitudes con los tíos, porque están llenas de dobleces y de una honda falsedad, por mucho que en las películas del Hollywood clásico sean un gusto para la inteligencia los diálogos y tramas de seducción. Desgraciadamente, no siempre en el mundo real podemos asistir al mismo derroche de ingenio y pasión.
Pero esto no significa que el tipo de relación que queda disponible con los hombres la encuentre más satisfactoria. Hablo de la relación con colegas, amigos o compañeros. No de las relaciones de pareja. Y no las encuentro satisfactorias porque por mucho que vayas de frente, seas honesta y renuncies a cualquier artificio, siempre mentalmente eres consciente de unos límites invisibles, tienes que guardar ciertas composturas y anticiparte a posibles malentendidos. Con lo cual en último término todo sigue siendo igual de falso e impostado en las relaciones entre hombres y mujeres.
A las amigas te das, te abres, y en paz. Pienso en mis maravillosas compañeras de piso, que me hacían regalos, me cocinaban, me escribían notas, estaban pendientes de mí. Si lo mismo me hubiera hecho un compañero de piso, me habría agobiado toda. ¿Veis?, no es tan fácil ser hombre, también a ellos los podemos malinterpretar, tienen que ir andando con mucho cuidado, para no darnos de más y agobiarnos, para no darnos de menos y herir nuestra susceptibilidad.
Es difícil tener una relación honesta y directa con un hombre porque siempre hay algo que manipular, un papel que desempeñar, unas apariencias que guardar. Por parte de los dos sexos, géneros o como se quieran llamar. Pienso que no dentro de mucho las cosas cambiarán drásticamente, y estos miramientos y límites no serán más que una antigualla, como hoy los bañadores de cuerpo entero.
Porque creo que aprenderemos a dejar de llamar sexo a lo que no es más que amor, y será lo más natural darlo y recibirlo de los hombres, de la manera especial y maravillosa en la que ellos lo dan, igual que hoy lo recibimos de nuestras familias y de nuestras amigas más íntimas. Lo recibiremos, y seremos capaces de dar el nuestro, llenando así unos y otros una parte esencial de nosotros mismos, dando salida a tanta sensibilidad y necesidades soterradas en libertad, igualdad, y equilibrio. Amamos a nuestras familias, amamos a nuestras amigas, y un día seremos capaces de usar la mima acepción del término "amor" para referirnos a nuestros amigos los hombres. Y dejaremos de confundir conceptos, porque tendremos más fórmulas para referirnos a las relaciones entre hombres y mujeres, dejará de ser todo o nada, y las palabras reflejarán la nueva realidad.
P.S. Me encantaría conocer las opiniones de vosotras mujeres. ¿Creéis vosotras que sí son posibles las relaciones de igualdad con los hombres? ¿Pensáis que algo debería cambiar, o que va a cambiar, o ya ha cambiado, o ya está cambiando? ¿Satisfacen las relaciones actuales con los hombres vuestra sensibilidad y vuestro concepto de amistad? Y también, of course, la opinión de los hombres aportaría un interesante contrapunto.
Aquí o en otra parte, en mi correo o con unos vinitos...
Pero en fin, todo esto es bien sabido por todos, y hoy quería hablar de algo menos obvio: de la desigualdad en las relaciones de amistad, o de no-pareja, entre hombres y mujeres. Si ahora nos escandalizamos de que las mujeres no pudieran votar, viajar solas o estudiar, dentro de no tanto veremos como de otro mundo el concepto actual de "amistad" entre hombres y mujeres.
Hay una cosa que no me gusta hacer en esta vida, y es flirtear en la acepción más común del término. Y no me gusta porque luego tienes que estar aguantando al tío baboso, y es patético. Me decías que lo más fácil del mundo es ligar con una chica: vas de tío legal, sensible, que respeta a las mujeres, y en paz. Pues te digo yo que es mucho más fácil engañar a un tío, y te diré por qué: porque la chica sabe que está siendo engañada, le ve el plumero al chico, pero el tío lo peor es que se cree las actitudes de la muchacha en cuestión. La chica tiene que mostrarse dulce y fuerte a la vez, madura pero al tiempo un poco caprichosa e infantil, independiente a la par que necesitada de protección. En fin, no creo que un hombre fuera capaz de conjugar tantas variables y en la medida justa para crear una reacción de interés en el otro sexo, género, o lo que sea. Ellos, los hombres, lo intentan, pero no es más que un burdo esfuerzo del que nosotras tenemos que pretender que no nos hemos enterado, y que además ha sido un éxito. Nadie dijo que ser hombre fuera fácil tampoco.
Por eso rehuyo este tipo de actitudes con los tíos, porque están llenas de dobleces y de una honda falsedad, por mucho que en las películas del Hollywood clásico sean un gusto para la inteligencia los diálogos y tramas de seducción. Desgraciadamente, no siempre en el mundo real podemos asistir al mismo derroche de ingenio y pasión.
Pero esto no significa que el tipo de relación que queda disponible con los hombres la encuentre más satisfactoria. Hablo de la relación con colegas, amigos o compañeros. No de las relaciones de pareja. Y no las encuentro satisfactorias porque por mucho que vayas de frente, seas honesta y renuncies a cualquier artificio, siempre mentalmente eres consciente de unos límites invisibles, tienes que guardar ciertas composturas y anticiparte a posibles malentendidos. Con lo cual en último término todo sigue siendo igual de falso e impostado en las relaciones entre hombres y mujeres.
A las amigas te das, te abres, y en paz. Pienso en mis maravillosas compañeras de piso, que me hacían regalos, me cocinaban, me escribían notas, estaban pendientes de mí. Si lo mismo me hubiera hecho un compañero de piso, me habría agobiado toda. ¿Veis?, no es tan fácil ser hombre, también a ellos los podemos malinterpretar, tienen que ir andando con mucho cuidado, para no darnos de más y agobiarnos, para no darnos de menos y herir nuestra susceptibilidad.
Es difícil tener una relación honesta y directa con un hombre porque siempre hay algo que manipular, un papel que desempeñar, unas apariencias que guardar. Por parte de los dos sexos, géneros o como se quieran llamar. Pienso que no dentro de mucho las cosas cambiarán drásticamente, y estos miramientos y límites no serán más que una antigualla, como hoy los bañadores de cuerpo entero.
Porque creo que aprenderemos a dejar de llamar sexo a lo que no es más que amor, y será lo más natural darlo y recibirlo de los hombres, de la manera especial y maravillosa en la que ellos lo dan, igual que hoy lo recibimos de nuestras familias y de nuestras amigas más íntimas. Lo recibiremos, y seremos capaces de dar el nuestro, llenando así unos y otros una parte esencial de nosotros mismos, dando salida a tanta sensibilidad y necesidades soterradas en libertad, igualdad, y equilibrio. Amamos a nuestras familias, amamos a nuestras amigas, y un día seremos capaces de usar la mima acepción del término "amor" para referirnos a nuestros amigos los hombres. Y dejaremos de confundir conceptos, porque tendremos más fórmulas para referirnos a las relaciones entre hombres y mujeres, dejará de ser todo o nada, y las palabras reflejarán la nueva realidad.
P.S. Me encantaría conocer las opiniones de vosotras mujeres. ¿Creéis vosotras que sí son posibles las relaciones de igualdad con los hombres? ¿Pensáis que algo debería cambiar, o que va a cambiar, o ya ha cambiado, o ya está cambiando? ¿Satisfacen las relaciones actuales con los hombres vuestra sensibilidad y vuestro concepto de amistad? Y también, of course, la opinión de los hombres aportaría un interesante contrapunto.
Aquí o en otra parte, en mi correo o con unos vinitos...
...la verdad,que me gustaría comentarlo con unos vinos,pero como dice tu comentario de encabezamiento (que te he robado para el fb), estamos aquí,que le vamos a hacer.....asique por aki te lo cuento. Me ha encantado la forma en que lo has enfocado y algo dificil de comprender tanto desde un lado como desde el otro...a veces no lo pensamos,pero si nos paramos a pensarlo,es verdad que no nos comportamos libremente en nuestras relaciones de amistad hombre/mujer, es como si existiera esa delgada linea que no sabemos que puede ocurrir al traspasarla,y a veces, es triste.....no si muy bien como expresarme, estos pequeños demonios que me acompañan en mis dias no me dejan hacerlo libremente,jeje
ResponderEliminarjemita
muchas gracias a la primera valiente!
ResponderEliminarprimera cosa: me ha costado saber cómo lanzarme al ruedo -mmm, un poquito más visual no estaría mal...-.
ResponderEliminarSegundo: a veces pienso que sí que puede existir amistad chico-chica siendo "simplemente" eso -que la amistad es mu grande para decir simplemente!!!-, pero en una conversación el otro día me pillé diciendo que no puede existir, y mi interlocutora lo apoyó: cuando conoces a una persona de esas que dices: "joer, merece la pena, me encantaría conocerla más" me parece que es uno de los regalos más bonitos de la vida. Y si puedes cultivar esa relación, genial, pero a veces la línea es demasiado delgada si esa persona es un chico: a veces es fácil confundir esa admiración por alguien con el que tienes feeling y buscar algo más, o creer que lo hay.
Me gusta mucho cómo has sido capaz de captar el papel que hacemos las mujeres en el filtreo, la complejidad del universo femenino. Y eso de que nos agobiemos si alguien de sexo masculino nos da más atenciones de la cuenta, o no, las mismas atenciones que tendría una amiga... pero ves, ya son "más atenciones de la cuenta". Pero una, que es mu tontita para estas cosas, no sabe diferenciar eso, cuándo las atenciones son normales y cuándo pasan la línea, y lo malo es que a veces las he confundido las que iban con otra intención con las de normalidad, y las aceptas y las toleras y las ríes, y terminas montando un cacao al otro de tres pares de narices.
Sí, hay q espabilar en esto como en todo, e ir siempre de frente, sin miedos ni ases en la managa, para ser justos con uno mismo y con los demás. Empezando el espabilarse por aprender a lanzarse al ruedo, jeje
ResponderEliminarQue no maja, que no son posibles las relaciones de igualdad hombres-mujeres. Ni lo han sido, ni lo son, ni lo serán; no nos engañemos.
ResponderEliminarCuestion de naturaleza, cuestión de química, cuestión de yo qué se.
Pero como en todo, siempre puede existir la excepción que confirme la regla...