sábado, 26 de noviembre de 2016

25 de noviembre


25 DE NOVIEMBRE

No hay olvido para quien quiso
para siempre.
Pasan los años y se amontonan
las cenizas.
El fulgor del oro vuelto
latón
te persigue
impávido.
No es posible volver atrás,
desandar
lo andado.
Quedan la vergüenza, el odio
a veces,
la amargura
que no lava el agua.

La luz
y la rabia se tocan en las mañanas
en las que la niebla
no levanta.
Entonces sangra la carne
con el metal
del estropajo.
Odias
por las palabras
que no fueron.
Te culpas
por las que vinieron.
No perdonas
ni te perdonas.
Pero vives. Y eres.
Sabes
que llegaste AQUÍ
por fuerte.
Y por valiente.
Sentiste el sol.
(Y a veces aún quema la mentira de sus rayos.)
Quisiste
para siempre.
Y ya no quieres.
Fue nada el otro, y esa nada
te horada.
Y te vacía.
Un cuerpo exangüe,
del que cuelgan los despojos
de la lepra.
Te pusiste EN PIE. Caminas.
No entiendes
cómo aquello que fue nada
-él menos que nada-
te carcome
y deshabita.

Te negaré una vez
tras otra.
Las mismas
que a mí me condenaste.
Y sí, seguiré adelante.
Cada vez más y más
lejos
aquello
que quise y nunca fui.
AHORA
plena
y
feliz.
Yo
en mí.