lunes, 26 de marzo de 2012

Desayuno con diamantes

Hoy he desayunado sola. Aún así me he preparado un buen desayuno, que ya se sabe que es la comida más importante del día. Yo desde luego no me lo salto nunca. Incluso en mis buenos tiempos, cuando me levantaba después de la comida, siempre era hora de desayunar.  Por eso en Estados Unidos no acabé de acostumbrarme al brunch de los fines de semana: demasiado salado. ¡Hay que empezar el día con algo dulce, y en compañía!

Siempre he pensado que desayunar sola es bastante triste. Por eso a la gente le gusta tanto tomarse cafés a media mañana: para poder compartirlos con los demás. Cuando estaba en Southampton y no había nadie en mi piso, me agarraba los enseres necesarios y me plantaba a desayunar en el piso vecino. Y a esa rara gente que no desayuna, le hago igualmente sentarse a mi lado. Lo importante es compartir el momento. Pero vamos, mucho mejor ante un buen desayuno. En realidad, podría desayunar a cualquier hora del día. Al fin y al cabo, el café con pastas de por la tarde no es más que la versión vespertina del desayuno mañanero. Cuando no hay tiempo por la mañana, qué mejor que compartir la merienda, y estoy pensando ahora en las largas tardes con Cristina en nuestro salón-pasillo con las tazas de la abuela...

El desayuno es todo un rito. ¿Qué es eso de beberse corriendo un café y agarrarse unas galletas para el camino? Acabo de formular la teoría de que la persona que sabe dedicarse sus siete minutillos a sentarse y disfrutar del desayuno, no solo está cuidando su cuerpo, sino también su alma. Sin prisas, con cariño, dedicándose un tiempo para ella, tratando de empezar el día con la mejor disposición posible.

Ya dicen que reconocerás al amor de tu vida porque será aquel con el que no te importaría desayunar cada día del resto de tu vida. El que aún tendrá algo que decirte, una sonrisa que arrancarte, cariño para envolverte cuando sigáis desayunando juntos mil años después.

Yo hoy no he podido desayunar con quien he compartido desayuno estos últimos meses. ¡Un buen desayuno en compañía es la mejor razón para salir de la noche, aunque el día parezca oscuro! Le pondrán para desayunar mañana un poco de agua-chirri de cualquier manera, y cuatro galletas insípidas envueltas en un celofán de plástico. Pero lo cuidarán bien, y volverá dispuesto a tomarse su café en vaso y su mermelada light. 

Mientras yo me iré con el desayuno a otra parte, porque ya es hora, porque me han cuidado bien, porque la leche tristemente sin café de cada mañana me ha traído la seguridad y la calma que siempre ofrecen los rituales repetidos del amor. Y no han faltado bollos, madalenas y rosquillas en esta casa cada mañana, gracias a la gente amiga que sabe cómo se digiere el cariño.

Me gusta pensar que soy las camas en que he dormido, y los desayunos son igualmente hitos que marcan las etapas de mi vida. Toca sustituir la bandeja azul de ikea y la taza de la infancia por nuevos desayunos y nuevas compañías. Y lo hago contenta, porque esta ha sido una etapa más degustada (a pesar de lo repulsiva que pueda parecer) completa y entregadamente, otra experiencia vivida y asimilada de la que saldré renovada y distinta. Madalena a madalena, taza a taza, en cada lugar y con cada persona, sigo adelante; en contínuo cambio pero siempre yo, enlazando desayunos, tratando de comenzar el día con un poquito de paz, de respeto por mí misma, y en buena compañía.

Esta etapa que tantas cosas inesperadas ha traído, también me ha invitado a desayunar con mi padre. Bastaría eso para que estos meses cobraran sentido. No se trata solo de la madalena o la bandeja azul: he comido palabras como coherencia y búsqueda, resistencia y cambio, preocupación y calma, sensibilidad y fuerza. Y muy pronto comenzarán a notarse los resultados de tan buena alimentación y de la mejor compañía.

Este ha sido el último desayuno:

3 comentarios:

  1. Me rindo a los pies de tu capacidad creativa. Cada entrada de este blog es una maravilla. Aunque de vez en cuando no comparta lo que dices, te metas conmigo o digas que soy raro...

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  2. de una manera u otra, siempre estás en lo que escribo, y en por qué escribo

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  3. Oye, que tu padre ya no quiere mermelada light, que quiere magdalenas de papel cuadrado!!!!!!!!!!!!!!
    Le acabo de leer que hablabas de él, jeje.

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