viernes, 26 de diciembre de 2014

VIII: las tres cosas buenas del día

Viernes 19 de diciembre

1. En el módulo de inteligencia emocional, se supone que me muero porque no me han salvado los caramelos de mis compañeros. Escribo una última carta: "Y acuérdate, aunque es tontería decírtelo, de hacerme un sitio ahí abajo entre vosotros mientras miras arriba a las estrellas donde cumplo mi libertad y sacio mi deseo de aventura. Aquí soy una más, y me quiero, y aprendo a dejarme querer por vosotros, Desde las estrellas infinitas, todo mi amor".

2. Represento a mi creencia limitante: Titanic, poderoso y omnipotente, se quiebra ante un simple peñasco erróneamente evaluado. Fluyo, me río, lo veo claro, y los demás ríen conmigo y mi actuación.

3. Tras un largo día sin teléfono ni café, el largo saludo de mi marido al llegar al fin a casa sin avisar.

Sábado 20 de diciembre

1. Darse cuenta, ponerle palabras, ir más allá, verbalizar, saber, iluminar, dar forma, sentir, conocer, ver, enfrentar, colocarse, sacar, poner, expresar... todo eso en un simple mirarse en el espejo de otro y en lo que no nos gusta de él: mi miedo más profundo.

2. Unos cuantos, bastantes, muchos abrazos de otros tantos compañeros, combinados con unas palabras amables y sentidas que debo empezar a creer y vivir, necesariamente cuanto antes.

3. Comida en casa de la suegra, que siempre me cuida.

Domingo 21 de diciembre

1. Mi marido recoge la cocina para que yo pueda estar en orden, y mi padre sugiere ir a la Peña de Francia, lo que me ayuda a ponerme en movimiento.

2. En el camino hay sol y el cielo despejado, en la Peña luz y cielo despejado, y el mar de nubes a nuestros pies. Claridad, descanso, iluminación, calma: un rato fuera de la niebla y la grisura del día que me envuelve en una burbuja de desgana.

3. Un paseo hasta el encino para allí, con los pies descalzos sobre la tierra, lanzar mis cien afirmaciones al camino, al horizonte, a la niebla agarrada en los montes bajos, a la rama reverdecida de la encina.

Lunes 22 de diciembre

1. Una agradable conversación con mi profesora de inglés, una señora americana. Me alegro de poder aprender de su experiencia y de su suave y humana visión de la vida.

2. Me corto el pelo. Algunas se sueltan el pelo cuando se liberan: yo me lo corto. Porque así es como me pega más, como yo soy, como me siento bien. Y encima por la calle me encuentro a mi madre. 

3. Ir a comprar una almohada que cante el cumpleaños feliz, y salir con una agenda donde está escrito tu destino: ser profesora, y cuidar de tus alumnos, y crecer con ellos.

Martes 23 de diciembre

1. Cuando salimos del spa, hace sol y aprovechamos para dar un paseo hasta el Puente Romano, inundado de claridad tras estos días de nieblas.

2. Una copiosa comida a base de tortitas con Esther, y hoy con la suerte de tener a Carlos de cocinero y comensal.

3. Veo a Mateo, aunque dormido, y disfruto de la compañía de sus padres.


Hasta aquí ha llegado la serie de los tres momentos buenos del día. Ahora la voy a continuar en mi diario. Y, sobre todo, en mi mente y en mi actitud. Tres momentos buenos al día por los 365 días del año... hacen sin duda una vida para ser vivida y recordada. Gracias a los compartís conmigo estos instantes.

 


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