Domingo 14 de diciembre
1. Un beso robado en el rellano de las escaleras de un mercado que visitamos en la Plaza del Oeste
2. En otro mercado un poco más abajo en la misma calle compro un za (un pequeño instrumento de percusión de origen portugués, según nos explica el artesano de El Cerro) en el que me graban las iniciales de mi proyecto de cuentos, y me vuelvo loca ante un puesto de juguetes artesanos de madera: móviles, tiovivos, trenes, puzles... Me producen excitación, conexión con el espíritu de la niñez y un deseo irrefrenable de llevarme varios de ellos. Por el momento, me conformo con la gallina y sus pollos. Creo que hasta se me puso la piel de ídem ante tanta magia, juego, infancia y pura inocencia. Yo creo que este gusto por los objetos ingenuos e infantiles viene directamente heredada de mi madre: una ocasión más para reivindicar sus valores que a veces nos pasan desapercibidos.
3. Un concierto pergeñado por jóvenes de los colegios mayores a beneficio de Cáritas. Para que luego digan de la juventud: preparados, entregados, capaces, esforzados con sus instrumentos.
Lunes 15 de diciembre
1. Las ideas poco a poco van encajando, entrando en sintonía con lo que quiero y soy. Todo viene y llega desde la calma y la aceptación. Confío en mí y en mi corazón.
2. Vamos con los niños de Cáritas en autobús hasta la biblioteca. Llevo a los niños más pequeños de la mano, y me pregunto cómo es que los niños tienen tanto amor para dar, y cómo es que se nos va escapando como montones de arena por los bolsillos rotos. ¿Será porque vamos perdiendo la confianza, la curiosidad y la inocencia? Cómo admiro a los que mantienen intacta su fe en el mundo, y por tanto su entrega, su vitalidad, y la capacidad de amar.
3. Espero con una niña a que venga su madre a buscarla; su madre ignoraba que tenía que venir; por fin la niña se da cuenta de que tiene un número de teléfono a través del cual poder contactar con su madre; la madre se entera que tiene que venir, y al fin llega. ¿Lo bueno? Mi profesora de inglés es muy comprensiva y me retrasa una hora la clase, lo que añadida a la hora anterior que ya me ha retrasado para acomodarla a los sorpresivos planes de Cáritas, ya hacen dos horas de comprensión. Es un gesto precioso por su parte, el hacerse cargo de las circusntancias y acomodarse al cambio. En general, se trata de una señora encantadora.
Martes 16 de diciembre
1. Al salir de la clase de gimnasia para la espalda, me acerco a devolver unos libros a la biblioteca. Camino bajo el sol, a paso rápido, y en el camino de vuelta siento la luz, el ejercicio y hasta un poco de naturaleza en el aire. Un momento de felicidad, conexión y sentido.
2. Sin esfuerzo, coloco al fin papeles que llevaban meses en el escritorio. Con la claridad mental, llega el orden al trabajo.
3. Tarde de villancicos, picoteo en nuestra ya marisquería de Van Dyck y película al canto. Al salir nos dice nuestra única acompañante en la sala: Qué curioso es esto de estar solo tres en el cine. Hacía tiempo que no iba al cine. La película no es de mi gusto, pero al menos es en versión original, y me alegro de acompañar a Carlos y de disfrutar de su ilusión por ver esta peli de ciencia ficción (Interstellar) en pantalla grande.
Miércoles 17 de diciembre
1. Me animo al fin a ir a biodanza. Me gusta la sensación de probar cosas nuevas.
2. Me invitan a comer por mi cumpleaños. Me gusta seguir celebrándolo.
3. Me dicen que me valore más, porque yo lo valgo, que leo en alto como pocos pueden hacerlo, y que soy una mujer bella y enriquecedora. Hoy me quedo con esto, lo agradezco, y lo uso para quererme y para seguir adelante.
Jueves 18 de diciembre
1. Si algún día soy maestra, la aventura habrá comenzado hoy.
2. Una deliciosa comida de primas, con hermana y niño incluidos, a base de brócoli, aguacates y filetes.
3. Ver corriendo a mis padres, que resulta que han venido a Salamanca, antes de recoger un regalo de bodas y de ir a un concierto de música clásica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario