Me acuerdo de pocas cosas
De algunas que preferiría olvidar
Y de otras que no sucedieron
Me acuerdo de cuando me tragué un pez naranja en la playa de la Concha
De cuando tú y yo fuimos felices
De cuando mi padre mataba los lobos que entraban por la ventana
Me acuerdo de lo que otros dijeron que yo era
Que no sabía cantar
Que yo no había dibujado aquella flor morada
Que yo era la más fea de las hermanas
Me acuerdo del colegio alegre de mi infancia
De jugar todas las tardes
De los partidos en el recreo
De cuidar el sueño de mis cuatro hermanos
Me acuerdo de tantas cosas de cuando era niña
Que no quiero seguir acordándome
Me acuerdo de que mi abuela me dijo cuando cumplí once años
Que a esa edad ella ya no quiso seguir creciendo
Me acuerdo de que yo quería volar
que me llamaran niño con mi pelo corto
correr en libertad
caerme de la bicicleta y que me salieran costras
Me acuerdo de que yo tampoco quise crecer
De que a las ocho en punto les daba un beso a mis padres
Quería que me echaran de menos cuando me fuera al internado
Me acuerdo de toser siempre en aquel edificio desvencijado
De la tristeza de los domingos por la noche
De las baldosas frías del suelo y el polvo de las escaleras
De las monjas agrias
De mi hermana reprochándome que ya era otra
Otra más triste y más callada
Me acuerdo de cuando saqué la nota más alta en selectividad
Y el asco que sentí cuando se acercó la madre superiora
Me acuerdo del último día de COU, cuando amaneció
Y yo bailaba descalza entre los cristales del bar
Me acuerdo de que entonces la vida se volvió una página en negro
Y yo me matriculé en derecho
Aquellos dos años comí muchas galletas
Y soñaba que me cortaban la cabeza
Me acuerdo de que entré en la primera clase de Filología
El profesor llevaba unos pantalones azul piscina
Atroces
Me acuerdo de saber que había encontrado mi sitio
Me acuerdo de la garganta apretada en clase de poesía
De vivir en el extranjero
De escribir mucho en aquella universidad americana
Me acuerdo de los viajes que nunca hice con el amor de vida
De los billetes perdidos
De que en Bournemouth mi compañera de piso fue la primera en decirme
Que estaba cancelando algo más importante
Me acuerdo de todos los años que pasaron en balde
De las doce lágrimas de cada nochevieja desde aquella primera
Me acuerdo de la negrura más absoluta, del abismo, del cuerpo desmembrado
Me acuerdo de un ángel acariciándome
Me acuerdo de las caras de muchos de mis alumnos
Del nombre de alguno menos
Me acuerdo de mi trabajo, de mi dedicación
De mi afán de salvarnos a todos
Me acuerdo del sofoco, de los barrotes
De la fe tan angosta que se escribe solo con dos letras
Me acuerdo de salir un día a las dos y media
Y de no volver a la mañana siguiente a las nueve
Me acuerdo de quién fui y voy recordando quién soy
Me acuerdo de que soy lo que queda cuando nada más existe
El polvo traslúcido en la claridad del sol
La luz que baila sobre el agua
Me acuerdo también de lo que está por venir
Los hijos que tendremos
Los lagos en los que nadaré
El mundo bello
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