miércoles, 6 de enero de 2010

Solsticio de invierno

Dicen que por enero lo notan los bueyes. Empiezo así porque se ve que estoy imbuida de cultura rural, aunque no debe de ser para tanto porque voy a tener que ir a preguntar si exactamente es así el refrán.

O sea, que lo más oscuro del largo invierno ya ha pasado, y a partir de ahora sólo nos queda ir hacia delante, caminar hacia la luz.

Y ahora que lo pienso, este tiempo de hibernar no se me ha hecho tan largo. ¿Quizá hasta debería haberlo sido más? Y eso a pesar de la depresión postverano que siempre me cojo, cuando llega septiembre, y en ferias se mete el frio por la noche y te pilla sin medias. Se acabó la libertad de poder moverse por el mundo cálido sin necesidad de maleta. A partir de ahora hay que ir a todas partes con siete sayas, y veinte capas de quita y pon para adaptarse a cada variación y antojo de este raro clima mesetario.

Puede que me deprima por otras razones, pero sin duda esta de perder la libertad del sol es la fundamental. Con sol y calorcito, ¿quién necesita nada más? Imposible no ser feliz en verano. No hace falta ni intentarlo: se disfruta de la vida aún sin quererlo, y eso es todo.

Pero estos tiempos de oscuridad e invierno también son necesarios. Y son sabios aquellos que saben adaptar su ritmo al de las estaciones y cambios del año. En The Waste Land T. S. Eliot critica a aquellos que huyen del invierno, porque en realidad huyen de la vida. Es necesario el despertar, el volver a la vida después del olvido que trae el invierno ("Winter kept us warm, covering Earth in forgetful snow"), y por eso afirma que "April is the cruellest month". Se acabó el tiempo de espera y de reflexión, y hay que pasar a la acción, llega la hora de abrirse y recibir. Pero en el invierno también hay oportunidades para vencer los miedos y ser libre: "In the mountains, there you feel free. I read, much of the night, and go south in the winter". No parece una buena idea, pues, huir al sur para evitar el invierno.

Yo puede que muy sabia no sea, porque siempre voy con la lengua fuera detrás del tiempo, me cuesta habituarme a los cambios, me cuesta quitarme la ropa de verano, pero cuando llega el calor no quiero desprenderme de mis abrigos de invierno. Es difícil aceptar cada día como viene y ajustar el horario interno a la realidad exterior. Pero el mecanismo del mundo sigue dando vueltas esté yo con la pila puesta o no, así que más me vale correr y subirme en el último momento, no me vaya a quedar como una florecilla helada o como un montón de nieve reducida a agua evaporada. Muy lejos no iba a llevarme eso; bueno, a las nubes, pero mejor estoy bajada de ellas, mordiendo los pedazos de realidad.


Entonces me maravilla que en medio de lo más oscuro e impenetrable del invierno, los antiguos pobladores de la tierra ya supieran encontrar la esperanza, el punto de inflexión en el que empieza la cuenta atrás para la luz y el calor. Marcan la mitad del invierno, el solsticio, y a partir de ahora ya toca mirar hacia el futuro, empezar a prepararse para él. Como invitada a una boda a la que quieres acudir con ilusión y sin tener que pensar en los aspectos prácticos, y para ello días, semanas antes, ya te vas ocupando de encontrar el vestido y juntar todos los complementos necesarios. ¿Cómo vas a poder disfrutar de la boda si no, si te encuentras el día antes con el "no tengo nada que ponerme", y luego pasas la fiesta con complejo de rana, sin encajar en el espíritu de alegría, fiesta, delicadeza y belleza?

¡Pues qué listos los antiguos, que vivían cerca de la tierra, en conjunción con la naturaleza! Y nosotros, en la cultura cristiana, todavía tenemos algo que nos recuerda que el mundo renace de nuevo, que llega el fin de la pasividad, y nos ponen un niño que nace y que nos llama a la vida. Este sentido de la navidad realmente me maravilla, aunque quizá pase desapercibido, o quizá por eso, porque veo estas fechas cristianas de navidad, o paganas del solsticio, tanto da, como una raíz que va creciendo gorda bajo tierra, y que si prestamos mucha atención, pero mucha, con el oído en el suelo, podremos escuchar el enorme estruendo que está montando ahí abajo, debajo de nosotros, resquebrajando los terrones de tierra, moviendo placas, removiéndonos por dentro, y preparando nuestras pasiones para que alcancen el punto de ebullición.

Uno de mis libros favoritos de pequeña era Las aventuras de Vania el Forzudo, de la serie naranja de Barco de Vapor (los libros de la serie roja, a partir de 12 años, nunca los entendí mucho, y me pasé directamente a los de Gran Angular, ya para adolescentes). Vania, que sería de Rusia, se pasó siete años bajo el tejado de su casa, durmiendo y cogiendo fuerza. Creo que sólo se despertaba un día al año y se comía un saco enorme de cereal. Tras siete años, de forma natural se despertó, y salió al mundo a cumplir su destino. En cada cruce del camino, tiraba una moneda mágica que le indicaba el camino a seguir, y él desarrolló su vida como mejor pudo.

¿Habré dormido yo lo suficiente este invierno? ¿Habré comido mi saco entero de cereal? He aprendido estos tres meses de invierno (el otoño se reduce a septiembre, unos meros días de transición, una oportunidad para aclimatarnos) a mantener afectos, a preparar proyectos. En los meses que vienen intentaré ir por los caminos, cada día siguiendo mi destino, lanzando al aire la moneda mágica cuando me sienta perdida, o antes de perderme, y acercándome paso a paso y sin miedo al sol enorme y abrasador, inmensa bola de fuego, que como siempre nos está esperando.





4 comentarios:

  1. Sabes que el dicho es: "por Reyes lo notan los bueyes", no???
    No he entendido la frase de "and go south in the winter". `¿Por qué se va???
    Y oye, el libro del forzudo yo no lo he leído nunca!!!

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  2. se iba pq eran ricos, y en el sur se estaba calentito, y se ahorraban el invierno. pero ni el invierno ni el verano los vivían adecuadamente

    ah, y con el dicho ya veo que eres más rural q yo...

    y del libro pues me lo leí varias veces, pero a lo mejor era de la biblio...

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  3. """Yo puede que muy sabia no sea"""
    Además de poco rural poco sabia!!

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  4. pooooooor? con esto me pasa como con los chistes, no lo pillo. Está mal dicho??

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