miércoles, 6 de abril de 2016

Primavera

Se posa en la encina seca la primavera ladrona 
Urraca oscura a la que ciega el armiño de mi sayo
La aguja del cuerpo continúa marcando las invierno y cuarto
Me aferro a mis trapos desvaídos
Recluidas al otro lado del alambre de espino
Gritan en el prado las margaritas de corazón amarillento
Agitan perturbadas sus camisas de fuerza
Entregan sus cadáveres recién nacidos
No quiero mostrar mis carnes ávidas y famélicas
En casa hay lumbre y toros en la tele
En algún lugar tienen que haber puesto el pan con membrillo
Que siempre me guardaba mi abuela para merendar

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