lunes, 16 de enero de 2012

negra sombra, nieve blanca

Tener sueño. Tener hambre. Asombrarse de la nieve que cae queda en la noche bajo el foco. Tener fuerzas para ducharse en vez de tener que tomar un baño. Preocuparte por tu padre. Alegrarte por tus hermanos. Sentir el sufrimiento de otros cercanos a los que les ocurren tragedias. Rezar por ellos. Sentir como un bultito en el pecho un embrión de esperanza. Volver a atisbar por un instante, resurgiendo dentro de ti, tu idea de la felicidad: asumir lo bueno y lo malo con el corazón abierto, fluir, mantenerse a flote en la balsa de la serenidad y la hondura en medio del caótico e incierto vaivén de las olas. Sentir que se puede crecer y seguir para adelante. Mirar de frente a la vida. Creer que hay verdades.

Algún día, más pronto que tarde, no me temblará el pulso de mañana, estaré a tope de trabajo y entusiasmo, recobraré la energía de los juegos de la infancia, me tiraré a los lagos de cabeza, romperé los cristales para beber el sol, romperé las copas de tanto brindar, saldré en chorro como una manguera que se abre y luego bajo el agua reiremos todos juntos. 

Que nadie nunca os diga quiénes sois, cuánto valéis, qué tenéis que hacer. Y jamás en nombre del amor.

Que nunca tengáis que buscar con la mirada suplicante que unos ojos os miren, que no os arrastréis por unas pepitas de oro falso, que no aceptéis las migajas del amor.

Que no os encadenen con hilos de acero, que no os castiguen con el silencio, que no os silencien con voces, que no os entierren bajo paladas de discursos cargados de incoherentes razones. Que no os convirtáis en víctimas de la superioridad de los que se creen inferiores.

Que no os traten como moneda de cambio, que os escuchen, que os vean, que os sientan.

Que no lleves el amor dependiente por bandera, que no creas que el amor basta, que no luches hasta destruirte por alguien que no quiere ser salvado, que no creas en relaciones donde la rabia justifica un insulto, que oigas las señales de tu consciencia, que no te aferres a la idea del amor infinito. Que mires a los que se aman en el tiempo y te regocijes, que veas a los que se quieren y aprendas de ellos, que nadie te despoje de tus valores. Que sepas que en una relación el amor no es suficiente, y si lo es, entonces es que no es amor.

Que me ponga el amor por montera, el amor que he dado y que ahora me vuelve, el amor  que es solo mío, que surge de mi interior. Un amor bonito, pequeño, cuidado, sensible, hecho de perlas sencillas y de emociones verdaderas. Un amor abierto al mundo y a los demás, que coge oxígeno del aire, de las sonrisas y de todo y todos los que se cruzan en mi camino. Un amor como una planta que crece descargando dióxido de carbono en la soledad. Un amor como una caja de música con una bailarina, como un cofre secreto del que solo yo tengo la llave, aunque a veces sea bueno tirarla al fondo del mar, matarile rile rile. Un amor sin jaula, un amor que a veces es laguna y a veces río juguetón.

Vuelve todo mi pasado, libre del dióxido de carbono, lleno solo de felicidad y momentos únicos. Atesoro lo que he dado, lo que he sentido, lo que he vivido, y sé que es solo mío. Libre, empiezo a creer que para mí también existe un futuro. Sobre todo porque siento que puede llegar a haber un presente. El velo se rasga, la niebla empieza a disiparse con el sol de la mañana, los demonios de mi cabeza hace un tiempo que no me hablan o quizá soy yo quien cada vez los oye menos, el agujero negro no ha llegado a succionarme, el amor de todos vosotros ha convertido el hielo en una fina capa que se resquebraja. A través de la negra sombra se vislumbra belleza, sigue existiendo la fe en la montaña alta, en algún lugar a través de los agujeros de mis costillas resplandece más pura que nunca la verdad como una vela que nunca se extingue.

La negra sombra de Rosalía de Castro se iba para volver, la sentía parte de ella, se mofaba en su cara y jamás podría deshacerse de su presencia. Entonces no había tratamientos ni comprensión de la enfermedad. Existía el alivio momentáneo de la belleza y el desahogo bendito de la escritura. Hoy nos recuperamos con altibajos, pero nos dicen que siempre hay una salida. Hoy tengo ganas de vivir: porque hay pasado, hay futuro y poco a poco irá habiendo un presente. Se van los demonios: en su lugar todos los que me han querido y cuidado: mi familia, todos y cada uno de ellos seres únicos y auténticos, mi familia adoptiva de Charo y el calor de la lumbre, el cobijo fundamental de las mantas y la amistad de Teresa, el cariño y la atención de Carmen, los abrazos y el afecto de mis maravillosos compañeros de La Adrada, las ideas claras de mi primo David, el cariño renovado en el tiempo de viejos amigos, los mensajes de aquellos más lejanos pero que sé que siempre están ahí. Y la dedicación infinita, entregada, serena y desinteresada, el amor verdadero del pianista bajo la luna.

La blanca nieve cae queda y oculta la negra sombra. Solo resta calzarse las botas, abrigarse un poco y romper a andar entre los senderos. La lumbre permanece encendida en el hogar. Cuando corresponda llegará otro tiempo y el sueño de una sucesión infinita de veranos.

Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.
Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa.
Si cantan, es ti que cantas,
si choran, es ti que choras,
i es o marmurio do río
i es a noite i es a aurora.
En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.



2 comentarios:

  1. He leido muchas cosas tuyas, y no deja de sorprenderme el talento que tienes para expresar lo que sientes.
    Precioso, un tesoro.

    El pianista

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  2. y poco a poco habrá presente...
    y ole el pianista!!

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