domingo, 28 de septiembre de 2008

Permanente situación de provisionalidad

El lógico británico John Wilson lo expresaba así con palabras más bien pesimistas: "El deseo de los humanos hacia el conocimiento es más aparente que real. Su deseo básico es la seguridad, y plantearse preguntas conduce a la duda y a la inseguridad. Porque hay que dudar de la veracidad de una frase para que podamos cuestionarnos honestamente esta frase con la mente libre: si alguien está convencido de la veracidad de una expresión, a duras penas llegará a conclusiones diferentes. Esta es la causa por la que mucha gente considera que es más cómodo y sencillo mantener cerrado el entendimiento. Cuando manifiestan y defienden sus creencias no lo hacen con el ansia científica y racional de conocer, sino con el objetivo de persuadirse a sí mismos con la persuasión de los otros: de esta forma crecerá su sentimiento de certeza y seguridad".
Las palabras de Wilson, acaso excesivamente descorazonadoras, nos hablan de un universo diminuto, con unas personas que se pliegan sobre sí mismas y que tienen miedo a la verdad, a vivir en una permanente situación de provisionalidad.

Jesús Tusón, Los prejuicios lingüísticos

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Bournemouth, next stop

El 1 de septiembre empecé mi nueva vida. Fue un día feliz. Ese día el sol lo habían puesto para mí. Lo vi desde el coche, conduciendo a temprana hora (vida nueva, horario nuevo, je, je). En realidad el día 0 ha sido el más feliz hasta hoy, el más completo. Simplemente fui feliz porque di, y supe recibir. De todo y de todos. Así que tengo la certeza de que en Bournemouth encontraré todo lo que aprenda a buscar...

Sólo hacen falta decisión, un poco de organización, y un tanto de alegría. El viaje es como tirarse a la piscina. Me lo pienso (léase "paso mis penurias pensando en hacer la maleta"), al fin me lanzo (siempre hay un momento preciso, que parece dado, venido de fuera), el frío inicial es siempre menor de lo que había estado imaginando, entonces me siento vivificada a pesar de (o precisamente a causa de) la sensación de shock, y ya lista para hacer un largo tras otro. A veces más, a veces menos, depende del día; unas veces con más ligereza y facilidad que otras. Luego ya me canso, me salgo al sol, y ya me he quitado la pereza y el calor. Como nueva.

Entonces ahora la zambullida será el día 29 de septiembre, a las 2.35 hora local; el shock y el cambio irremediablemente me traerán la decisión.

De la organización y búsqueda de estrategias me encargo yo, que es lo que más me gusta de salir fuera. Porque aquí, por el hábito y la facilidad, a veces dejo encadenar un día tras otro sin rumiar lo vivido ni planificar lo por vivir. Creo que sólo desde la planificación puede surgir la espontaneidad, de forma que puedan surgir varias, muchas posibilidades y se cumpla la más adecuada al momento, sin apenas darse cuenta de ello o pensarlo. O sea, planificar para atraer posibilidades y paradójicamente para elegir la más adecuada sin pensar. Sí, creo que el tener el poder de crear posibilidades es lo que me hace necesitar irme fuera. El crearlas, y entonces poder vivirlas. Incluso cuando reconozco que fuera las posibilidades son más limitadas, porque en el ámbito de lo cotidiano se conocen más todas las posibilidades. Se conocen, pero no siempre se hace algo con ellas. Porque, actuando con ligereza, asumimos que siempre van a estar ahí.

Y la alegría, la alegría es una obligación cuando la alternativa es cogerse una depresión por la soledad y la lluvia.

Pero creo que no tengo de qué preocuparme:



According to a recent survey, the population of Bournemouth is the happiest of any UK town, making us considerably happier than the national average!





Bournemouth's mayor put the town's success down to its "abundant shops and buzzing nightlife." (Entre otras cosas que podéis leer en http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/england/dorset/6431649.stm)


Así que ya sé, a aplicarme el cuento: ¡a ir de compras y a salir de fiesta!, que parece ser mandato municipal...