lunes, 2 de febrero de 2009

Carta sobre toros a una alumna inglesa

Tratar de esconder o presentar una vida sin muerte es faltar a la verdad. En esta época de simulaciones puritanas, los toros alcanzan mayor sentido que en el pasado.
Albert Boadella

Querida Vanessa:

He estado buscando información que pueda ayudarte en tu trabajo sobre la tauromaquia o las corridas de toros. Es difícil encontrar en internet información seria y fácil de entender en favor de los toros para personas que no conozcan ya algo sobre la tauromaquia.

Sin duda, es mucho más fácil encontrar datos contrarios a las corridas de toros, aunque me atrevería a decir que no toda la información que puedas encontrar en contra de las corridas es verdadera.

Como no encontraba nada que me acabara de convencer, he decidido escribir un poco sobre lo que significan para mí las corridas de toros.

En general, creo que es difícil entender las corridas de toros si no se han vivido y sentido. Es difícil mantener un debate lógico y racional sobre qué son y significan los toros. Creo sinceramente que es imposible que un aficionado a los toros y un antitaurino puedan entenderse. No obstante, siempre es una buena idea tratar de entender y comprender la realidad antes de emitir un juicio.

Hay muchas razones a favor y otras muchas en contra de las corridas de toros. Como parte de tu investigación, tienes que encontrar las razones a favor y en contra. Como te he dicho, si buscas en internet es mucho más fácil encontrar las razones en contra: sin duda, son más obvias.

También hay muchas razones a favor de las corridas de toros. Encontrarás que es una tradición- pero a mí no me gustan los toros porque sean una tradición, sino que para mí son algo muy vivo y actual.

También leerás que tienen una gran importancia cultural, y muchos artistas e intelectuales han utilizado la fiesta de los toros para crear sus obras, captando su esencia y ensalzándola. A mí me gusta ver el arte relacionado con los toros, cuadros y textos, pero de nuevo para mí el arte sobre los toros no es una justificación, sino que considero que los toros son un arte en sí mismo.

En mi opinión, la clave para entender a los aficionados a los toros es “arte” y “sentimiento”. Cuando has sentido la emoción y la verdad del toreo, ya has quedado enganchado. Es un sentimiento similar al que produce la música más profunda o un verso de un poema que se te agarra al alma.

Como ves, hablo de sentimiento, de arte, de cosas que son difíciles de entender racionalmente. Por eso digo que para un antitaurino es imposible entender a los aficionados a los toros.

También has visto que he utilizado términos como “verdad”. En ocasiones el lenguaje de los toros tiene algo de religión o casi de secta. Nosotros encontramos que el toro y el torero representan valores absolutos como la entrega, la pureza, la bravura, la nobleza.

El torero se enfrenta sin miedo a la muerte, porque piensa que merece la pena. Es un artista cuya materia prima es el toro, al igual que un escultor utiliza la piedra para pulirla hasta que consigue la forma que desea. El torero arriesga su vida para lograr arte. Si el torero no se acerca lo suficiente al toro, si no torea con “verdad”, hay mentira, trampa, no puede haber arte.

De nuevo hablo en términos filosóficos, casi metafísicos, y por eso no es posible que un antitaurino me entienda. Él solo verá lo obvio: la sangre, el maltrato, el sufrimiento animal.

Yo pienso que un poco sí puedo entender a un antitaurino, porque yo pensaría como él si no hubiera nacido en una familia donde se crían toros bravos. Pero él no puede entender que nosotros vivimos por y para el toro, que los toros no son simplemente un negocio para nosotros, sino una forma de vida.

Podría decirles a los antitaurinos que en nuestra finca los toros viven como reyes durante cuatro años, en grandes extensiones de terreno donde se protege la flora y la fauna. Que si no fuera por las corridas de toros, todo este terreno no podría mantenerse, y que los toros como especie animal desaparecerían. Este es un argumento ecológico que algunas personas pueden compartir. Sin embargo otras seguirán pensando que no es una razón suficiente para justificar la barbarie.

A veces los antitaurinos dicen muchas barbaridades, quizá por ignorancia. Quizá leas que a los toros se les hace sufrir a parte de la corrida, pero todas estas cosas no son verdad.

También leerás barbaridades contra los aficionados a los toros, insultos tremendos. Dirán, por ejemplo, que somos seres insensibles, y que mereceríamos que nos hicieran lo que a los toros. Pero el ser o no aficionado a los toros no tiene nada que ver (lo que me parece obvio) con ser mejor o peor persona. Muchos aficionados a los toros son grandes amantes de los animales y de la naturaleza, aunque supongo que los antitaurinos no pueden comprender esto.

Quizá te encuentres con algunos defensores de los toros argumentando que el toro no sufre, que el toro ha nacido para morir y para luchar, y que sólo el toro cobarde o manso, el que no logra encarnar el ideal que el ganadero busca, sufre. Como ves, de nuevo son argumentos un tanto religiosos o filosóficos: pensamos que el toro ha nacido para ser bravo y noble, para luchar hasta el final con entrega y ardor.

Tengo que admitir que lo único que hacemos los aficionados a los toros es proyectar unos valores humanos en la figura del toro. Encontramos en la confrontación entre el toro y el torero un gran simbolismo, una metáfora sobre la vida y la muerte. Los valores que nos proponemos son altos; lo que hacemos no es distinto de lo que hace un artista o cualquier persona normal tratando de dar una explicación y un sentido a la vida. Sin embargo, de nuevo puede que estos altos valores humanos no justifiquen el maltrato de un animal.

Hay ciertos estudios científicos que tratan de analizar si el toro sufre. Su tesis es que durante la lucha el animal genera adrenalina o alguna otra sustancia que le impide sentir el dolor. El toro tendría un instinto de lucha o de acometida similar al de otros animales en la naturaleza.

Yo no sé si los resultados de estas investigaciones son o no concluyentes. Yo, como integrante de esa religión, pienso que el toro ha nacido para morir, pero no para morir de cualquier manera, sino con dignidad, dando lo mejor de sí. Y eso me llega a emocionar hasta las lágrimas.

No obstante, también a veces veo sufrir en ciertos momentos a algunos toros. Cuando el sufrimiento es obvio, es algo que desagrada a todas las personas que estamos en la plaza. Quizá parte de este sufrimiento podría evitarse en ocasiones, pues se debe a accidentes o a errores por parte del torero y de sus ayudantes. Sin embargo, creo que tengo que asumir que en otros momentos el sufrimiento es inevitable.

Pero no sé si la palabra “sufrimiento” es la adecuada. Para mí, este tipo de sufrimiento es el mismo que es parte indisoluble de la vida y de la naturaleza. Los animales luchan por la supervivencia, matan para comer, cualquier documental muestra lo dura, violenta y agresiva que la vida en la naturaleza puede llegar a ser. De la misma manera, la muerte es parte inevitable de la vida del hombre, todos tenemos que enfrentarnos antes o después al dolor y a la muerte. Lo que a mí me enseñan los toros es como vivir y morir con dignidad, haciendo que la vida e incluso la muerte valgan la pena y adquieran un sentido.

Pienso que la sociedad moderna tiende a vivir de espaldas a la realidad de la naturaleza y a la realidad de la muerte. Por eso mi último argumento en defensa de los toros es que es un reducto de verdad y autenticidad en un mundo que en demasiadas ocasiones olvida entre prisas, consumismo y responsabilidades que sólo tenemos una vida y que tenemos que vivirla al máximo.

Yo en los toros encuentro el recordatorio de que hay que vivir con dignidad y autenticidad, pero por supuesto no digo que toda la gente necesite los toros para encontrar esta respuesta. Los aficionados a los toros vemos en las corridas emoción, verdad, sentimiento y autenticidad. Sensaciones únicas que ninguna otra experiencia, en nuestra opinion, puede aportar.

Ahora queda en tu mano el decidir si mis sentimientos justifican la fiesta de los toros, o si por el contrario piensas que el toro no debería utilizarse en este tipo de espectáculo. Sólo me gustaría haberte podido mostrar algo de la emoción que los toros me hacen sentir.